Apio

En relación con la salud

El apio se consume fresco y hervido en muchos países de Europa Occidental y de Estados Unidos, donde es apreciado en la dieta por su alto valor nutritivo -que no energético- así como por sus propiedades diuréticas y depurativas.

Exceso de peso

Por su insignificante valor calórico, es un alimento muy recomendable para dietas de adelgazamiento. Se puede incluir en las ensaladas, en forma de crema o como ingrediente de estofados elaborados con poco aceite. También se pueden comer las pencas de apio entre horas, lo que las convierte en un aperitivo muy nutritivo y nada calórico. Además, la abundancia en fibra obliga a masticarlas bien y proporciona sensación de saciedad.

Inapetencia

El apio posee propiedades aperitivas y favorece la secreción de saliva y jugos gástricos, por lo que su consumo está especialmente indicado en casos de inapetencia y de dispepsias (digestiones lentas, pesadas... ). Sin embargo, consumido crudo en exceso puede resultar indigesto. La cocción reblandece la celulosa, un tipo de fibra que contiene, y la hace más asimilable.

Potente diurético y depurativo

El apio es reconocido por su papel benefactor de los riñones gracias a su propiedad de aumentar la diuresis. A pesar de su contenido abundante en sodio, el apio resulta hipotensor por el aceite esencial que contiene. Éste ejerce un efecto dilatador sobre los vasos renales y de esta manera se favorece la eliminación de agua y de sustancias tóxicas por la orina. Por ello, resulta un magnífico depurativo para el organismo, eficaz contra la hiperuricemia, la gota, afecciones articulares o diversos reumatismos, al eliminar sustancias de desecho con la orina, como el ácido úrico y la urea. También conviene consumir apio en caso de oliguria.

El aumento en el volumen de orina que se experimenta tras consumir apio resulta especialmente positivo en caso de hipertensión y retención de líquidos. El apio combina muy bien con la cebolla, tanto cocinados como en ensalada. Ambos alimentos ejercen una acción alcalinizante y favorecen la eliminación de residuos ácidos del metabolismo.

Por supuesto la acción diurética del apio es menos intensa que la de los medicamentos diuréticos. Sin embargo, tiene la ventaja de que se puede consumir a diario durante toda la vida sin riesgo de efectos secundarios.

Trastornos cutáneos

El apio contiene pequeñas cantidades de furanocumarinas biológicamente activas como los psoralenos, sustancias químicas que pueden provocar una mayor sensibilización de la piel a la luz solar en personas predispuestas. Estos componentes protegen la piel en caso de psoriasis. Asimismo, se activan con la luz ultravioleta y aumentan la disponibilidad de células productoras de pigmento en la superficie de la piel, con lo que estimulan la repigmentación. Por ello se emplean para el tratamiento del vitíligo.

Dolores articulares

En el apio se han detectado también flavonoides, compuestos con actividad antioxidante y funciones biológicas diversas (vasodilatadores, antiinflamatorios, inmuno-estimulantes, etc.). Estos compuestos combinados con silicio ayudan en la renovación de las articulaciones y el tejido conjuntivo. También se utilizan en el tratamiento de procesos inflamatorios como la gota o la artritis.